DÍA
ME LLAMO
MI SEÑO
" EL HIJO DEL ELEFANTE" DE RUDYARD KIPLING
ESTA SEMANA LEEMOS TODOS LOS DÍAS UN FRGMENTO DEL CUENTO LA PROXIMA SEMANA COMENZAREMOS A TRABAJAR ACTIVIDADES SOBRE ESTE CUENTO.
EL HIJO DEL ELEFANTE
Rudyard Kipling1
EN TIEMPOS REMOTOS, HIJO MÍO, EL ELEFANTE NO TENÍA TROMPA. SOLO POSEÍA
UNA NARIZ OSCURA Y CURVADA, DEL TAMAÑO DE UNA BOTA, QUE PODÍA MOVER DE UN LADO
A OTRO, PERO CON LA QUE
NO PODÍA AGARRAR NADA.
PERO HUBO UN ELEFANTE,
UN NUEVO ELEFANTE, HIJO DE UN ELEFANTE ANTERIOR, QUE TENÍA UNA INSACIABLE
CURIOSIDAD POR TODAS LAS COSAS, LO QUE SIGNIFICA QUE EN TODO MOMENTO ESTABA
HACIENDO PREGUNTAS. VIVÍA EN ÁFRICA Y A TODOS MOLESTABA CON SU INSACIABLE
CURIOSIDAD.
PREGUNTABA A SU ALTA
TÍA, EL AVESTRUZ, PORQUÉ LE CRECÍAN LAS PLUMAS DE LA COLA, Y SU ALTA TÍA LO
APARTABA CON UN GOLPE DE SU LARGA PATA. PREGUNTABA A SU OTRA TÍA, TAMBIÉN ALTA,
LA JIRAFA, CÓMO LE HABÍAN SALIDO LAS MANCHAS EN LA PIEL, Y SU ESBELTA TÍA
JIRAFA LO EMPUJABA CON SU DURÍSIMA PEZUÑA.
PERO EL ELEFANTE
SEGUÍA LLENO DE SU INSACIABLE CURIOSIDAD. MOLESTABA TAMBIÉN CON SUS PREGUNTAS A
SU RECHONCHO TÍO EL HIPOPÓTAMO PARA SABER POR QUÉ TENÍA LOS OJITOS TAN ROJOS, Y
SU RECHONCHO TÍO LO PATEABA CON SU ENORME PATA. Y PREGUNTABA IGUALMENTE A SU
PELUDO TÍO, EL MANDRIL, POR QUÉ ERAN TAN RICOS LOS MELONES, Y SU PELUDO TÍO
MANDRIL LE DABA UN COSCORRÓN CON SU MANO PELUDA.
PERO EL ELEFANTE
SEGUÍA LLENO DE SU INSACIABLE CURIOSIDAD. HACÍA PREGUNTAS DE CUANTO VEÍA, OÍA,
OLÍA O TOCABA.
UNA ESPLÉNDIDA MAÑANA, AL COMIENZO DEL
VERANO, EL HIJO DEL ELEFANTE HIZO UNA PREGUNTA QUE HASTA ENTONCES NO HABÍA
FORMULADO:
— ¿QUÉ COME EL COCODRILO?
SU PADRE Y SU MADRE LO HICIERON CALLAR CON
UN “¡CHIST!”. PERO EL HIJO DEL ELEFANTE FUE AL ENCUENTRO DEL PÁJARO KOLOKOLO
QUE ESTABA POSADO EN LA RAMA DE UN ESPINO.
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EL HIJO DEL ELEFANTE, CUENTO DE RUDYARD KIPLING, ILUSTRADO POR
ALEJANDRO FIRST, LO ENCONTRÁS EN EL SIGUIENTE ENLACE:
HTTP://SERVICIOS.ABC.GOV.AR/COMUNIDADYCULTURA/MIBIBLIOTECAPERSONAL/LIBROS.HTML
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— MI PADRE Y MI MADRE ME HAN CASTIGADO Y TAMBIÉN TODOS MIS TÍOS
-LE DIJO EL ELEFANTE- POR MI INSACIABLE CURIOSIDAD. PERO, A PESAR DE TODO,
QUISIERA SABER QUÉ COME EL COCODRILO.
EL PÁJARO KOLOKOLO LE CONTESTÓ CON SU VOZ QUEJUMBROSA:
— VETE A LAS ORILLAS DEL GRAN RÍO LIMPOPO, QUE TIENE LAS AGUAS VERDOSAS Y GRISES Y CORRE ENTRE LOS ALTOS ÁRBOLES; ALLÍ
LOGRARÁS SABER LO QUE QUIERES.
A LA MAÑANA SIGUIENTE, EL HIJO DEL ELEFANTE
TOMÓ GRAN CANTIDAD DE MELONES PARA EL VIAJE Y SE DESPIDIÓ DE TODOS SUS
FAMILIARES.
— ADIÓS -LES DIJO-. ME VOY HACIA EL GRAN RÍO LIMPOPO, QUE TIENE LAS AGUAS
VERDOSAS Y GRISES Y CORRE ENTRE LOS ÁRBOLES, PARA VER QUÉ COME EL COCODRILO.
Y LUEGO SE PUSO EN MARCHA. IBA COMIENDO
MELONES Y, CUANDO CAÍA LA CÁSCARA, LA
DEJABA EN EL CAMINO. HAS DE SABER, HIJO
MÍO, QUE HASTA AQUEL DÍA EL CURIOSO HIJO
DEL ELEFANTE JAMÁS HABÍA VISTO UN
COCODRILO Y NO SABÍA CÓMO ERAN.
LO PRIMERO QUE ENCONTRÓ FUE UNA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES, ENROSCADA
EN UNA RAMA.
— PERDONE USTED -LE DIJO EL ELEFANTE CON MUY BUENOS MODALES-, ¿HA VISTO
USTED POR ESTAS REGIONES UNA COSA LLAMADA COCODRILO?
A SU VEZ, LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES
LE PREGUNTÓ:
— ¿Y QUÉ QUERRÁS SABER LUEGO?
— PERDONE USTED -LE CONTESTÓ EL HIJO DEL ELEFANTE -, ¿PODRÁ USTED DECIRME QUÉ COME EL COCODRILO?
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LA SERPIENTE BOA DE
DOS COLORES SE DESENROSCÓ DE LA RAMA Y LE DIO UN EMPUJÓN CON LA PUNTA DE SU
COLA. ENTONCES, EL ELEFANTE RETOMÓ SU MARCHA. IBA COMIENDO MELONES Y CUANDO SE
LE CAÍA LA CÁSCARA LA DEJABA EN EL CAMINO.
POR FIN, TROPEZÓ CON UN TRONCO CAÍDO, JUNTO A LAS AGUAS VERDOSAS Y
GRISES DEL GRAN RÍO LIMPOPO.
PERO AQUELLO, HIJO MÍO, NO ERA NI MÁS NI MENOS QUE EL COCODRILO. Y EL
COCODRILO GUIÑÓ UN OJO.
— PERDONE USTED -LE DIJO EL ELEFANTE
CON MUY BUENOS
MODALES-, ¿HA
VISTO USTED POR ESTAS REGIONES UNA
COSA LLAMADA COCODRILO?
EL COCODRILO HIZO UN GUIÑO CON EL OTRO OJO Y
LEVANTÓ UN POCO LA COLA QUE TENÍA HUNDIDA
EN EL BARRO. EL HIJO DEL ELEFANTE SE ECHÓ HACIA
ATRÁS RÁPIDAMENTE PUES NO QUERÍA QUE NADIE
VOLVIERA A GOLPEARLO.
— VEN AQUÍ, PEQUEÑUELO -LE DIJO EL COCODRILO-. ¿POR QUÉ PREGUNTAS ESO?
— PERDONE USTED -LE DIJO EL ELEFANTE CON MUY BUENOS MODALES-, PERO MI
PADRE, MI MADRE, MIS TÍAS EL AVESTRUZ Y LA JIRAFA, MIS TÍOS
EL HIPOPÓTAMO Y EL MANDRIL, Y TAMBIÉN LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES, ME HAN
PEGADO POR MI INSACIABLE CURIOSIDAD. POR ESO, NO QUISIERA RECIBIR MÁS GOLPES.
— VE AQUÍ, PEQUEÑUELO -LE DIJO EL COCODRILO-, PUES EL COCODRILO SOY YO.
EMPEZÓ ENTONCES A DERRAMAR
LÁGRIMAS DE COCODRILO PARA
DEMOSTRAR QUE ERA VERDAD LO QUE
AFIRMABA.
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EL HIJO DEL ELEFANTE SE ARRODILLÓ EN LA ORILLA DEL RÍO.
— USTED ES LA PERSONA A QUIEN HE ESTADO BUSCANDO DURANTE TANTOS DÍAS -LE
DIJO-. ¿QUIERE USTED DECIRME QUÉ ES LO QUE COME?
— ACÉRCATE UN POCO MÁS, PEQUEÑUELO -INSISTIÓ EL COCODRILO-, Y TE LO DIRÉ
AL OÍDO.
EL HIJO DEL ELEFANTE PUSO LA CABEZA JUNTO A
LA BOCA COLMILLUDA DEL COCODRILO Y EL COCODRILO LO AGARRÓ POR LA NARICITA QUE,
HASTA AQUEL DÍA, TENÍA EL TAMAÑO DE UNA BOTA.
— CREO -DIJO EL COCODRILO (Y LO DIJO ENTRE DIENTES)-, CREO QUE EMPEZARÉ
TRAGÁNDOME… ¡AL HIJO DEL ELEFANTE!
EL HIJO DEL ELEFANTE LE DIJO (CON LA NARIZ TAPADA):
— ¡SUÉLTEME QUE ME LASTIMA!
LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES SE DESLIZÓ HACIA LA ORILLA DEL RÍO.
— AMIGUITO -DIJO-, SI NO TIRAS HACIA ATRÁS ENSEGUIDA, CON TODAS TUS
FUERZAS, CREO QUE ESA BESTIA QUE ACABAS DE CONOCER TE LLEVARÁ DE
UN TIRÓN ANTES DE QUE PUEDAS DECIR ¡AY!
ENTONCES, EL HIJO DEL
ELEFANTE AFIRMÓ EN EL SUELO SUS PEQUEÑAS POSADERAS Y TIRÓ Y TIRÓ Y VOLVIÓ A
TIRAR CON TODA SU ALMA HASTA QUE SU NARIZ EMPEZÓ A ALARGARSE. Y EL COCODRILO
DABA COLETAZOS EN EL AGUA HACIENDO ESPUMA, Y SEGUÍA TIRANDO Y TIRANDO.
LA NARIZ DEL HIJO DEL
ELEFANTE SIGUIÓ ALARGÁNDOSE MÁS Y MÁS; EL PEQUEÑO PONÍA MUY TIESAS SUS CUATRO
PATAS Y TIRABA Y TIRABA.
LA SERPIENTE BOA DE
DOS COLORES LLEGÓ HASTA EL AGUA, SE ENROSCÓ CON DOBLE VUELTA EN LAS PATAS DE
ATRÁS DEL ELEFANTITO, DICIENDO:
— CAMINANTE CURIOSO E INEXPERTO, VAMOS A AYUDARTE UN POQUITO…
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TIRÓ, PUES, ELLA
TAMBIÉN Y, AL FIN, EL COCODRILO SOLTÓ LA NARIZ DEL ELEFANTE CON UN “¡CHAP!” QUE
SE OYÓ DESDE MUY LEJOS. EL HIJO DEL ELEFANTE TUVO BUEN CUIDADO DE DAR LAS
GRACIAS A LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES E, INMEDIATAMENTE, ENVOLVIÓ SU NARIZ
EN CÁSCARAS DE BANANA Y LA SUMERGIÓ EN LAS AGUAS VERDOSAS, GRISES Y FRESCAS DEL
RÍO LIMPOPO. PERO LA NARIZ NO SE LE ACORTÓ NI UN POQUITO.
— ¡YA VERÁS QUE TE CONVIENE! -DIJO LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES.
EN ESE MOMENTO, UNA
MOSCA SE POSÓ EN EL LOMO DEL ELEFANTITO Y, CASI SIN DARSE CUENTA, LEVANTÓ LA
TROMPA Y ESPANTÓ A LA MOSCA.
— ¡PRIMERA VENTAJA! -COMENTÓ LA SERPIENTE BOA DE DOS COLORES.
EL HIJO DEL ELEFANTE SINTIÓ HAMBRE. ALARGÓ
LA TROMPA Y AGARRÓ UN BUEN MANOJO DE HIERBAS, LO SACUDIÓ PARA QUITARLE EL POLVO
Y SE LO LLEVÓ A LA BOCA.
— ¡VENTAJA NÚMERO DOS! -EXCLAMÓ LA
SERPIENTE BOA DE DOS COLORES.
— ASÍ ES -DIJO EL ELEFANTITO.
Y COMO TENÍA CALOR,
SIN PENSAR LO QUE HACÍA, SORBIÓ UNA BUENA CANTIDAD DE BARRO DE LA ORILLA DEL
RÍO LIMPOPO, DE AGUAS VERDOSAS Y GRISES, Y LO DERRAMÓ SOBRE SU CABEZA, DONDE EL
BARRO FORMÓ UN FRESCO SOBRERITO QUE LE HACÍA COSQUILLAS EN LAS OREJAS.
— ¡VENTAJA NÚMERO TRES! -DIJO LA BOA.
— BUENO -DIJO EL ELEFANTE-, AHORA ME VUELVO A CASITA.
Y REGRESÓ A SU LUGAR
BALANCEANDO CONTINUAMENTE LA TROMPA. CUANDO QUERÍA COMER ALGUNA FRUTA, LA
ARRANCABA DEL ÁRBOL EN VEZ DE ESPERAR A QUE SE CAYERA, COMO ANTES. ADEMÁS, EN
LOS MOMENTOS EN QUE SE SENTÍA MUY SOLO, CANTABA CON SU TROMPA Y METÍA UN RUIDO
QUE SE ESCUCHABA POR LAS GRANDES LLANURAS DE ÁFRICA. DURANTE TODO EL VIAJE SE
DEDICÓ A RECOGER TODAS LAS CÁSCARAS DE MELÓN QUE ÉL MISMO HABÍA TIRADO, PORQUE
ERA UN PAQUIDERMO MUY LIMPITO.
CIERTO ATARDECER LLEGÓ A SU CASITA, CURVÓ LA TROMPA HACIA ARRIBA Y DIJO:
— ¿CÓMO ESTÁN TODOS?
SE ALEGRARON MUCHO AL VERLO, PERO DIJERON ENSEGUIDA:
— MERECES UN CASTIGO POR IRTE TAN LEJOS Y POR LO QUE HAS HECHO CON TU
NARIZ.
— ¡NO! -EXCLAMÓ EL ELEFANTITO Y, ALARGANDO LA TROMPA, CON UN PAR DE
EMPUJONES DEJÓ TENDIDOS A VARIOS DE SUS HERMANOS.
DESPUÉS DE UNOS DÍAS,
LOS OTROS ELEFANTES DESCUBRIERON QUE LA TROMPA RESULTABA MUY ÚTIL Y UNO TRAS
OTRO, A BUEN PASO, MARCHARON HACIA LAS ORILLAS DEL RÍO LIMPOPO, DE AGUAS
VERDOSAS Y GRISES, QUE CORREN ENTRE LOS ÁRBOLES. CUANDO REGRESARON, YA NADIE SE
DEDICÓ A GOLPEAR NI EMPUJAR. Y DESDE AQUEL DÍA, HIJO MÍO, TODOS LOS ELEFANTES
-LOS QUE VERÁS EN TU VIDA Y LOS QUE NO PODRÁS VER-TIENEN UNA TROMPA EXACTAMENTE
IGUAL A LA DE AQUEL ELEFANTITO INSACIABLEMENTE CURIOSO.
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